La oniquectomía, o cirugía para quitar las garras de un gato, es actualmente muy popular, ya que evita problemas con muebles costosos. Sin embargo, el procedimiento es muy doloroso y perjudicial para los propios gatos.
Muchas clínicas veterinarias en Rusia realizan oniquectomía. Muy a menudo, los dueños del animal solicitan esta operación, que comienza a rayar y rasgar los muebles tejidos y de cuero. La operación les parece a los dueños del gato una solución simple y fácil al problema, pero de hecho, puede cambiar al animal para siempre, haciéndolo discapacitado.
Biológicamente, las garras del gato son las falanges terminales de los dedos. Con la extracción quirúrgica de las garras, el veterinario en realidad elimina las falanges de los dedos, privando al gato de partes importantes del cuerpo, con las que no solo se adhiere a varias superficies cuando se mueve, sino que puede defenderse en caso de un ataque. Esto se vuelve especialmente importante si el animal no se mantiene constantemente en casa, sino que también es una cabaña de verano o tiene la oportunidad de salir al exterior.
Proceso operacional
Técnicamente, la operación se realiza bajo anestesia general, que en sí misma es perjudicial para la salud de cualquier animal. La operación es bastante complicada y puede tener consecuencias desagradables en forma de sangrado severo y la introducción de patógenos en una herida abierta. El postoperatorio puede prolongarse durante varias semanas: de las cuales al menos 10 días, el animal debe estar en un collar especial para no peinarse y lamer las heridas. Con la falta de profesionalismo del veterinario, las garras pueden empezar a crecer de nuevo, pero al mismo tiempo dentro del pie, hiriendo al gato y provocando fuertes dolores.
Consecuencias de la extracción de garras
Además del estrés severo, la oniquectomía conduce a consecuencias como la curvatura de la columna (debido a la amputación de las garras, el centro de gravedad del gato cambia y, como resultado, la forma de movimiento), la aparición de artritis y dolor constante. en las patas.
Los cambios postoperatorios no solo afectarán al estado fisiológico del gato. La salud mental del animal se verá afectada para siempre, ya que las garras no son solo una parte del cuerpo del gato, sino su defensa natural más importante. Privado de su arma más poderosa, un gato nunca podrá sentirse seguro ni siquiera en un apartamento de la ciudad, ya que las garras ayudan no solo a hacer frente a los enemigos, sino también a saltar, correr y coordinarse mientras se mueve. Es muy probable que el animal operado se ponga nervioso, apático y deje de sentir afecto por el dueño. Muy a menudo, los animales amargados y sin garras comienzan a morder a todos los miembros de la familia para expresar sus emociones.