Las pequeñas garras de su mascota pueden traer grandes inconvenientes: es un aspecto estropeado de los muebles del hogar, y rasguños en su piel, y un sonido de rascado desagradable por la noche. ¿Cómo se pueden prevenir esos problemas?
El método radical en este caso es la oniquectomía, o cirugía de extracción de garras, realizada bajo anestesia general. El animal es extremadamente difícil de tolerar tal procedimiento. Por tanto, la más humana, aunque exige regularidad, es la habitual manicura felina, o, simplemente, el recorte.
Las garras de recorte requerirán que prepares herramientas especiales (pinzas o garras especiales) y algo de destreza. Los gatos, por regla general, no están contentos con este procedimiento, por lo que es importante poder sostener a su mascota de tal manera que no se salga y, además, no lo muerda ni lo arañe. A los más violentos se les recomienda envolver con una toalla. Es mucho más conveniente realizar tales manipulaciones juntos, cuando uno sostiene al gato y el segundo procesa directamente las garras.
Lo más importante en este procedimiento es no dañar la pulpa, de lo contrario comenzará a sangrar. La pulpa se puede identificar por su color rosado. Para mayor comodidad, es necesario presionar la almohadilla para que las garras sean completamente visibles y cortar la parte superior afilada de la garra.
La poda regular es aproximadamente una vez cada 3-4 semanas.
No olvide cocinar algo sabroso para su mascota, de modo que después de recortar las garras, suavizará la impresión desagradable en su mascota.