La historia de Hachiko es tan famosa y popular en Japón que se ha enseñado a los niños durante décadas como un ejemplo de dedicación y lealtad por la que luchar. También se han realizado dos películas sobre este perro, una se estrenó en 1987 y la segunda en 2009.
La vida de Hachiko antes de la tragedia
Hachiko es un perro japonés Akita Inu. Su nombre significa "octavo" y, a diferencia de "séptimo" (Nana), simboliza la felicidad. Hachiko nació en la prefectura de Akita el 10 de noviembre de 1923. El hombre en cuya granja nació este cachorro se lo dio a Ueno Hidesaburo, un profesor de agricultura que enseñó en la Universidad de Tokio en 1924.
Hachiko se acostumbró muy rápidamente a su nuevo maestro. Lo acompañó a la estación de Shibuya, de donde Ueno se fue a trabajar, y al final de la jornada laboral lo recibió en la entrada de la misma estación y caminó a casa con el dueño. Los pasajeros que tomaban el tren del profesor todos los días, así como los trabajadores de la estación y los vendedores, estaban acostumbrados a ver siempre juntos al profesor y su perro.
El 21 de mayo de 1925, el profesor Ueno no regresó a casa. Cuando estaba en la universidad, tuvo un infarto y los médicos no pudieron salvarlo. Ese día, Hachiko no esperó a su maestro. Permaneció en la estación hasta el anochecer, después de lo cual pasó la noche en el porche de la casa del profesor.
Cómo murió Hachiko
Familiares y amigos del profesor Ueno intentaron llevarse al perro a casa para cuidarlo, pero Hachiko corrió a la estación todos los días y se quedó allí, esperando a su amo. Los pasajeros y trabajadores de la estación de Shibuya pronto se enteraron de lo que le había sucedido a Ueno. Entendieron que ya no era posible encontrar otro dueño para Hachiko y se asombraron de la lealtad del perro, que pasaba mucho tiempo todos los días en su lugar habitual con la esperanza de que el profesor regresara pronto. La gente alimentaba a Hachiko, le traía agua y lo cuidaba.
En 1932, los periodistas se enteraron de la triste historia del perro y la historia de Hachiko apareció en los periódicos. Dos años más tarde, se erigió un monumento a un fiel amigo del profesor Ueno, y el propio perro estuvo presente durante su instalación. Por desgracia, durante la guerra, este monumento se fundió, pero en 1948 se hizo y se volvió a instalar.
La historia de un perro, esperando fielmente el regreso de su dueño, se ganó el corazón de los japoneses. Cientos de personas vinieron a la estación de Shibuya para ver al perro con sus propios ojos.
Hachiko había estado esperando a su maestro en la estación durante 9 años. Murió en marzo de 1935. Entre las causas de su muerte se encuentran el cáncer en la última etapa y la infección de dirofilarias con filarias. En ese momento, su historia se había vuelto tan famosa que se declaró el luto en Japón, y después de la cremación, el propio Hachiko fue enterrado en un lugar de honor en un cementerio de mascotas.
