La invernada en la vida de las abejas es uno de los períodos más importantes, porque la productividad de los insectos en la próxima temporada depende de su resultado. En los colmenares, las personas ayudan a las abejas a soportar el frío, pero en la naturaleza tienen que prepararse para el largo invierno, lo que, por cierto, lo hacen con mucho éxito.
Instrucciones
Paso 1
Las abejas silvestres hibernan en sus propias colmenas, porque en la naturaleza las crean en los lugares más favorables, por ejemplo, en los huecos de los árboles. La preparación para el clima frío en estos insectos es siempre la misma: para el invierno, intentan hacer crecer la mayor cantidad posible de crías, sellar las grietas con propóleos y asegurarse de expulsar a los zánganos (machos) innecesarios del nido. Gracias a esto, preparan una familia fuerte para la nueva temporada, se proveen de suficiente calor y comida. Esto es típico tanto de las abejas silvestres como de las abejas.
Paso 2
Para sobrevivir al invierno, estos insectos se acumulan en el lugar más cálido del nido, en las celdas inferiores de los panales, libres de miel. Forman una bola grande, que consta de una corteza densa y un medio más suelto. La cercanía entre sí y el movimiento constante de las abejas dentro de esta bola les ayuda a mantener la temperatura cálida requerida incluso en el frío más severo.
Paso 3
La parte exterior de la bola de abejas es densa, porque está formada por abejas casi inmóviles, apretadas unas contra otras. Y el interior es más suelto, ya que allí las abejas pueden moverse libremente para alimentarse de miel y generar calor. La temperatura dentro de la bola de abejas no desciende por debajo de los 15 ° C, y al final de la invernada puede llegar a los 30 ° C. Los insectos cambian constantemente de lugar en la bola, para no enfriarse y dejar que sus compañeros hambrientos vayan a la miel.
Paso 4
Las abejas no temen a las heladas fuertes y secas, lo principal es que hay suficiente comida. Y una colmena envuelta en nieve es especialmente agradable para ellos, porque la nieve retiene perfectamente el calor. Pero la fuerte humedad en la colmena y las corrientes de aire para las abejas pueden ser destructivas y, dicho sea de paso, el aire demasiado seco. Todo esto puede estropear la miel y las abejas no tendrán nada que comer. Es por eso que los apicultores experimentados instalan sus colmenas lejos de corrientes de aire y al mismo tiempo aseguran una buena ventilación en su interior. Y si las colmenas se transfieren a las instalaciones para la invernada, deben controlar el régimen de temperatura y la humedad del aire adecuada allí.