La chinchilla es una de las mascotas más adorables. Es más grande que un hámster, tiene un aspecto absolutamente deslumbrante y es tan suave y aterciopelada al tacto que no dejará indiferente a ningún amante de los animales. Sin embargo, muchos criadores aficionados se enfrentan al hecho de que la chinchilla teme a sus nuevos dueños y no quiere acostumbrarse a saltar a sus brazos o incluso acercarse. ¿Cómo domesticas a este pequeño peludo?
Instrucciones
Paso 1
Dale tiempo a tu chinchilla para que se instale en un nuevo hogar. A la chinchilla, como a cualquier roedor, no le gustan los sonidos fuertes y una mayor atención a su propia persona. Por supuesto, estos animales se prestan a la domesticación, pero requiere algo de tiempo y paciencia. No le exijas a tu chinchilla que salte instantáneamente a tus brazos y se comunique con todos los invitados y miembros de la familia. Si el animal es traído del apartamento de un gran criador, lo más probable es que no esté acostumbrado a la atención constante y las caricias persistentes. Dale tiempo a la chinchilla para que se sienta cómoda en tu nuevo hogar y, si es posible, no la molestes con tu presencia. En unos días, cuando el animal vuelva a sentirse seguro, él mismo se interesará por lo que hay fuera de la jaula. Aquí es donde puede comenzar la domesticación.
Paso 2
Dele a su bebé algo sabroso. Una pasa o un trozo de manzana es ideal para domar. Comience de manera simple: abra la jaula y coloque la golosina junto a la casa de la chinchilla. Una vez que el animal deja de tener miedo y empieza a salir del refugio, puedes complicar la tarea y empezar a darle pasas a través de la rejilla de la jaula. Desliza la golosina entre las barras y espera a que la chinchilla te la quite de ti y de tus manos. Mejora gradualmente los ejercicios, asegurándote de que el animal no le tenga miedo a tus manos y aprenda a tomar comida de ellas.
Paso 3
Algunas chinchillas son muy susceptibles a las caricias y caricias, pero solo unas pocas. La mayoría de estos roedores viven en silencio y sin que usted los rasque, absolutamente sin experimentar la necesidad de ellos. Si desea acariciar al animal, tenga en cuenta que él mismo difícilmente disfrutará de este proceso. Tu tarea es enseñarle a la chinchilla a que no le tenga miedo a tus manos y a que la toques constantemente, luego saltará voluntariamente a tus palmas, les quitará la comida y no huirá al intentar tocarla.