Una de las enfermedades más difíciles de diagnosticar en los gatos es la hepatitis. La enfermedad afecta principalmente al hígado del animal. Es posible determinar la presencia de hepatitis solo sobre la base de pruebas especiales. Sin embargo, solo un dueño muy atento puede notar cambios en el comportamiento del gato.
Síntomas de hepatitis en gatos
El primer síntoma de la hepatitis es la fatiga. El animal rechaza la comida, duerme mucho, sus movimientos se vuelven inciertos y se nota una falta de coordinación. Esta debilidad suele ir acompañada de náuseas y vómitos.
El sello distintivo de la hepatitis es el tinte amarillo de las membranas mucosas. En los gatos, estos cambios a veces son imposibles de notar. Por ejemplo, si la mascota tiene un pelaje de color oscuro o un tono no estándar en la lengua y la boca. Hay razas que se caracterizan por tener mucosas casi negras. Es posible reconocer la hepatitis por tal síntoma solo después de un examen cuidadoso y completo del animal.
Los cambios concomitantes también son signos de hepatitis. El gato desarrolla tos, las sibilancias son claramente audibles y las heces pueden ir acompañadas de sangrado. Si estos síntomas ya están presentes, entonces la hepatitis se ha desarrollado a una etapa grave. La ayuda de un veterinario es necesaria para una mascota incluso en presencia de manifestaciones menores de un trastorno de salud.
Tratamiento de la hepatitis
La adherencia a una dieta estricta es fundamental para tratar con éxito la hepatitis en los gatos. Después de diagnosticar una enfermedad de este tipo, no se recomienda alimentar al animal por un día. Durante este período, es necesario darle al gato la mayor cantidad de líquido posible. Además, si la mascota rechaza el agua, se inyecta a la fuerza con una pipeta.
Después de un día de una dieta estricta, puede reanudar gradualmente la alimentación. No le ofrezca inmediatamente a su mascota alimentos que le sean familiares. Durante varios días, los caldos, las sopas ligeras y los cereales deben estar presentes en la dieta.
El cumplimiento de la dieta se acompaña de la eliminación de enfermedades concomitantes. El hecho es que a menudo la hepatitis es causada por intoxicación alimentaria o helmintos. El gato debe recibir medicamentos destinados al tratamiento de tales enfermedades. En este caso, es mejor no automedicarse, sino buscar la ayuda de un veterinario. Si el animal no se cura por completo, la hepatitis puede volverse más grave.
Tenga en cuenta que deberá proporcionar a su gato tantos nutrientes y vitaminas como sea posible dentro de los diez días posteriores a sus síntomas de hepatitis. Las verduras y la carne deben estar presentes en la dieta. Si el animal está acostumbrado a comer solo alimentos secos, entonces es necesario comenzar a alimentarse con alimentos enlatados. Al mismo tiempo, es aconsejable dar preferencia a las mezclas dietéticas especiales que no tendrán una carga significativa sobre el sistema digestivo y el hígado del gato.