Según las estadísticas, el embarazo de una gata dura un promedio de 2 meses calendario. Su duración puede fluctuar durante varios días, tanto hacia arriba como hacia abajo, pero en la mayoría de los casos los gatitos nacen aproximadamente 60 días después del apareamiento. Durante este período, el comportamiento y la apariencia del gato son bastante diferentes a los habituales. ¿Cómo están cambiando las gatas preñadas y cuál es la razón?
Instrucciones
Paso 1
Tenga en cuenta que los primeros signos claros de embarazo en un gato incluyen un aumento en su abdomen de 1-2 cm 20-30 días después del apareamiento. Al mismo tiempo, se vuelve más firme y redondeado. Simultáneamente con el aumento del abdomen en relación con todo el cuerpo del gato, también se produce un aumento del tamaño de los pezones del animal. Se vuelven más convexos, adquieren un color rosado intenso y luego desarrollan una espesa descamación marrón.
Tenga en cuenta que al comienzo del último tercio del embarazo, el feto crece y gana peso rápidamente, lo que obliga al útero a ejercer presión sobre los órganos internos de la madre gata. Esto puede provocar un deterioro de su apetito y también es la razón por la que el animal va al baño con más frecuencia de lo habitual.
Paso 2
Cambie a su gato por una marca a la que esté acostumbrado, que esté adaptada para animales gestantes, si le da comida preparada. Si la gata come productos naturales, entonces, junto con su veterinario, desarrolle una nueva dieta para el animal, que debe contener productos frescos, abundantes en todas las vitaminas y minerales necesarios para el curso normal de la gestación.
Además, en las primeras semanas de embarazo, un gato, como una persona, puede tener náuseas matutinas. Esto no dura mucho y no es signo de patología alguna. Su veterinario puede aconsejarle que reconsidere la dieta de un animal preñado y la haga más liviana o, por el contrario, más nutritiva.
Paso 3
No se sorprenda de que una gata preñada prefiera la soledad y pase la mayor parte del tiempo en algún lugar en rincones apartados, escondiéndose de los dueños y durmiendo allí. El aumento de la somnolencia durante el embarazo y la disminución de la actividad es completamente normal para un animal preñado y no debería molestarle.
Una gata durante el embarazo se vuelve más torpe y torpe que en su estado habitual. Esto no es sorprendente, porque es difícil para ella moverse tan activa y elegantemente como siempre cuando se desarrollan cinco o seis gatitos en su estómago. Asegúrese de que el animal nunca suba a una altura y no intente trepar por grietas estrechas. En el primer caso, puede lesionarse saltando, y en el segundo, puede atascarse y hacerse daño a sí mismo y a los gatitos por nacer.