No existen pruebas rápidas para determinar el embarazo de los gatos; si su mascota está esperando gatitos, solo puede averiguarlo por su comportamiento y signos externos. Los propietarios deben conocer los síntomas para sospechar que la gata está embarazada para poder brindarle la atención adecuada durante el período de espera y tener tiempo para prepararse para el nacimiento de la descendencia.
Primeros signos
Es posible sospechar que el gato está esperando gatitos si se acerca el próximo período de celo y el animal se comporta con calma, no maúlla ni rueda por el suelo.
Los primeros signos del embarazo de un gato son hinchazón y decoloración de los pezones. La hinchazón de los pezones es más pronunciada si la gata está embarazada por primera vez. Este síntoma suele aparecer en dos o tres semanas. El animal puede comenzar con toxemia, que se manifiesta por debilidad matutina, vómitos y malestar leve. Si sospecha de embarazo, debe dejar de tomar medicamentos antihelmínticos y medicamentos para pulgas para no dañar a la futura descendencia.
A la edad de cuatro semanas, el gato aumenta significativamente de peso, su barriga se vuelve notable. Una gata preñada suele comer mucho; en los primeros días, el apetito puede disminuir ligeramente, pero cuanto más se acerca la fecha de parto, más comida necesita la futura madre.
La mayoría de las veces, durante el embarazo, los gatos se vuelven más cariñosos, tranquilos, requieren mucha atención y afecto. Tome a una gata preñada en sus brazos con mucho cuidado, no debe permitir que se suba a superficies altas; debido al aumento de la torpeza, el animal puede caerse y sufrir lesiones graves.
Se necesita un examen veterinario cuando aparecen los primeros signos de embarazo y poco antes del parto. En la primera visita, el médico se asegurará de que las sospechas no sean en vano y, si es necesario, para determinar si el embarazo es falso, prescribirá una ecografía o un examen de rayos X.
El trabajo de parto llegará pronto
En una gata embarazada tardía, solo un médico debería hacerlo; es mejor que los dueños no hagan esto, para no dañar la placenta con un movimiento descuidado y causar un aborto espontáneo.
Si al comienzo del embarazo la gata suele ser amigable con otros animales en la casa, más tarde puede comenzar a comportarse de manera agresiva, silbando a otros gatos, ahuyentándolos e incluso mordiendo.
En la octava semana de embarazo, la leche comienza a fluir de los pezones. Los pezones se hinchan aún más.
Al final del embarazo, la gata está durmiendo o acostada casi todo el tiempo. Si la futura madre comenzó a estar activa, coma menos, preocúpese, intente esconderse en un lugar apartado; lo más probable es que el parto esté cerca y es hora de equipar un nido cómodo para su mascota, donde pueda sentirse segura. Es mejor si será una caja de cartón grande en un lugar tranquilo donde el gato y su cría no sean molestados. El fondo de la caja se puede cubrir con toallas viejas o una manta pequeña.
Asegúrese de que el gato no pueda trepar a los gabinetes y gabinetes, de lo contrario, podría hacerse un nido en la pila de ropa.